Una residencia (o dos) en el Chalet Mauriac
Uno de los grandes placeres de esta profesión es poder trabajar en cualquier parte y, de vez en cuando, hacer residencias en lugares en los que traducir intensamente, aislado del mundo pero en contacto con otros colegas. El año pasado tuve la suerte de que me dieran una de las becas de seis semanas que ofrece anualmente el Chalet Mauriac, antigua residencia de verano de François Mauriac, el escritor bordelés autor de Thérèse Desqueyroux y Nudo de víboras y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1952. Hoy esta casa, en el pueblo de Saint-Symphorien, situado en las Landas, es propiedad de la Región de Nueva Aquitania, cuya agencia dedicada al libro, el cine y el audiovisual organiza distintos programas de residencia a lo largo del año.
Aunque el año pasado mi viaje pendió de un hilo debido al confinamiento 1.0, al final pude venir y pasar aquí parte de las semanas previstas, traduciendo una novela compleja y fascinante: Après la guerre de Hervé Le Corre, publicada en Francia por Rivages y en España próximamente por Reservoir Books. Y leyendo a Mauriac y paseando entre los pinos. Y también tuve oportunidad de hablar largo y tendido sobre mi trabajo con Olivier Desmettre, que me entrevistó para Prologue. La residencia fue una experiencia fantástica y muy productiva.
Y ahora la tómbola del mundo ha vuelto a sonreírme y me han invitado a venir a pasar unas semanas más aquí, junto con las ganadoras de las becas de traducción de este año, Valèria Gaillard y Željka Somun. Estoy trabajando en otro proyecto distinto, aunque igual de apasionante, y traducirlo en el Chalet Mauriac en mitad del bosque y con esta paz es un sueño. ¡Vivan las residencias!